miércoles

Cosas que fui aprendiendo en el camino


Cuando era chica me preocupaban muchas cosas. Cosas chiquitas como no entender bien cómo se usaban los casettes o el fax, y cosas más grandes como no sentir nada más que embole cuando tenía que presenciar una misa. Me pasaba horas pensando en todo lo que puede preocupar a alguien (y en lo que no también), y terminaba angustiándome de verdad por no poder llegar a soluciones que me resultaran satisfactorias.

Hoy tengo 23 años, bajo música de internet, si tengo que mandarle algo a alguien lo escaneo o le saco una foto con el celular, y me auto declaré agnóstica. El casette, el fax y la iglesia fueron unas de las miles de angustias al pedo que tuve en la vida.

Moraleja: en ciertas situaciones si podés no preocuparte, no te preocupes. Quizás mañana se hayan solucionado solas.

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