Cosas

El otro día estaba en clase de cine y el profesor dijo algo que me llamó muchísimo la atención. Por ahi a nadie le interese, es lo más probable, pero a mi me dejó pensando. De hecho me encontré a mi misma pensándolo varias veces esta semana.

El profesor nos mostró el principio de 'El ciudadano Kane', una película de Orson Welles sobre la vida de un magnate. Arranca con un plano de unas rejas, y entre movimientos de cámara y fundidos se ve la boca de un hombre diciendo Rosebud. Acto seguido se ve una enfermera cubriendo con una sábana un cuerpo inerte en una cama.

Este largometraje (y sobre el hecho de que la palabra Rosebud estuviera tan presente durante toda la película) sacó de quicio a Hearst, en quien estaba basado todo esto, porque así es como él le decía a su amante en la intimidad, secreto que hasta entonces suponía que nadie sabía. Jugada magistral y bastante maligna de Welles (a mi me encantó, karma en su máximo esplendor, pero soy bastante hija de puta así que no soy parámetro de nada).

Ahora, ¿Qué carajo me llamó la atención, no? De chica yo jugaba mucho a los Sims. Onda, mucho. Y el truco de plata se hacía apretando un par de teclas y escribiendo, casualmente, Rosebud. ¡¡¡Hijos de mil puta!!! Centenares de pendejos de diez años o menos que, como yo, elegían hacer trucos para tener plata dulce, fácil, rápida... Y para conseguirla, estábamos usando la palabra con la que un millonario nombraba las partes íntimas de la mujer con la que le metía los cuernos a la esposa, la palabra que resumía su manera de tener sexo dulce, fácil, rápido... ¿Soy yo, o es tremendamente genial? Chistes internos entre programadores de juegos, tan internos que el target al que estaba dirigido el juego jamás iba a poder entender. Tan pero tan internos que esta boluda recién a los 21 años, en cuarto año de una carrera universitaria, entendió. Aplausos para ellos.