*Como ejercicio me propuse escribir un texto por día durante una semana. Pedí por facebook 7 temáticas para desarrollar y las acepté sin filtro. Hoy arranco con la primera: el tiempo.
Quiero que nos tomemos un tiempo
Este tema tan cotidiano como polémico nos tocó a todos al menos una vez en la vida, cada uno de nosotros fue sentenciado/sentenció a alguien con ese veredicto: Quiero un tiempo. La pregunta es ¿Por qué?
-Juan, 27 años, víctima del tiempo
Quiero. Primera persona de querer (Del lat. quaerĕre, tratar de obtener). O sea vos querés, deseás, anhelás, sentís una pulsión casi animal que te lleva a soñar con la posesión, o en este caso la carencia, de algo. Algo que soy yo. Entera, segura, dolorosa e injustamente yo.
Un. No querés dos, tres, cuatro, querés uno. Y de todas las personas del mundo, lo querés conmigo.
Tiempo. Qué carajo significa esta parte, no? Un tiempo. Estar conmigo te quita tiempo? El tiempo no está en todo? Se te quedó sin pila el reloj, Mariela? Se te quedó sin pila ese reloj de mierda que mirás cada cinco segundos cuando discutimos? No estás teniendo tiempo ahora? No es el tiempo una noción física inventada por el hombre para medir períodos, para identificar el cambio de las estaciones, para tener algo que contar, lugares a los que llegar tarde, temas por lo cuales quejarse? Me vas a decir que estando conmigo no tenés eso? Que nuestra pareja va en contra de toda concepción temporal universal y de alguna forma, contra toda lógica existente, te saca tiempo? Lo que vos querés, Mariela, es tiempo para ser una puta. Eso querés.
-Mariela, 25 años, verduga del tiempo
Me ahogás. Soy una olla a presión, toda mi vida es el agua y vos sos la tapa, Juan. Sos una tapa de mierda machacada por los años y no veo la hora de guardarte en el cajón por un rato y que se desborde toda el agua y empapar las hornallas y respirar, respirar de una vez. Tener tiempo para mi, para ver todo con más claridad, para descubrir cómo quiero seguir. Porque sé que así no quiero, y a esa noción (a esa certeza) me aferro. Días, semanas, meses, lo que haga falta. Quiero un tiempo para entendernos.
Mariela, Juan, ella, él, vos, yo, todos de una forma u otra somos o fuimos (o somos y fuimos) caras de esta moneda. Y la culpa es de todos por igual.
Acá hay un error de arrastre que surgió desde que el primer imbécil instauró la percepción occidental y hollywoodísima de pareja: vivir por y para el otro. La media naranja. El 'me completás'. Si querés un tiempo (y acá le doy la segunda a Juan, el tiempo siempre fue tuyo) estás haciendo las cosas mal. Somos individuos independientes, la gente con la cual elegimos transitar esos 70, 80, 90, 100 años de vida debería ser condimentos sobre una receta con todos los ingredientes centrales ya en su lugar. Agarrá un plato de pastas y metele sal, pimienta, chile, sésamo. Qué estás comiendo? Un plato de pastas. Mejor o peor, no cesa de ser sin condimentos. Vos no cesás de ser sin condimentos, y el tiempo es tuyo siempre. Nadie te puede sacar eso.
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